La situación política de El Hierro vista desde fuera es completamente incomprensible. Cuesta mucho entender cómo en unos meses desde las elecciones ha habido tanto desatino. Pero la explicación tiene unos orígenes que se remontan a antes de las elecciones. El pacto PSOE-David Cabrera que viene de la legislatura anterior ya hacía aguas y había provocado, entre otras cosas, la retirada de la vicepresidencia de Cabrera y la revocación de sus competencias en aguas por su manifiesta incompetencia. Ello llevó a D. Alpidio Armas a cargarse con más responsabilidades, pero con los mismos resultados negativos. Y con estos mimbres de desconfianza, deslealtades y nefasta gestión se hicieron los cestos con los que se unieron nuevamente para hacer una moción de censura cainita dirigida por D. Alpidio Armas contra la AHI como partido más votado. A nuestro partido ni quiera le dieron una hora tras la toma de posesión y nunca pudieron valorar si nuestra gestión era buena o mala. Pero claro, viendo los resultados de los 14 días al frente del Cabildo por la AHI, donde se recuperó la ilusión y el trabajo, darnos más tiempo hubiera supuesto el rechazo frontal de la isla a su atropello.
Nada más ejercitarse la moción de censura volvieron las desconfianzas, cabildos paralelos y nula gestión en todas las áreas. Fruto de ello la máxima corporación de la isla se encuentra en una situación de parálisis institucional integral, sumida en problemas estructurales como los del agua o del sector primario que nadie resuelve. La situación llegó a tal extremo que el presidente del Cabildo volvió a destituir a Cabrera de sus funciones, pero dejando a sus otros dos consejeros del grupo con las competencias; llegando a producirse situaciones tan surrealistas como ver a la propia consejera de David Cabrera votando a favor de su cese como consejero delegado de Mercahierro. Y para colmo, el sustituto D. Misel Álvarez solo aguantó en el cargo siete días, según él por circunstancias personales. Imaginamos que, con buen criterio, no querría ser parte del circo mediático. Vamos, todo un espectáculo público en pocos meses, que se justifica únicamente por el interés de agarrarse cada cual a su silla.
Este nuevo cese de sus funciones de D. David Cabrera provocó que por ambas partes se dedicaran duras palabras. El presidente justificó su actuación porque Cabrera era “desleal, tenía un cabildo paralelo y no asumía sus competencias”. No se quedó atrás el Sr. Cabrera, que dedicó también en una desolada rueda de prensa calificativos más duros si cabe alpresidente como que “no trabajaba”, que “la presidencia le queda mejor a él por percha” o que cuando llegaba “a eso de las 11 a su despacho, si llegaba…” Estas fueron algunas de las misivas que se mandaron a la vista de todos los herreños.
Por esa razón, a toda la ciudadanía herreña le ha causado estupor ahora, un mes y poco después de aquellos actos y declaraciones, el anuncio de que se reconcilian. El presidente justifica su decisión en que en este tiempo D. David Cabrera ha votado a favor del grupo de gobierno y este dice que tiene un compromiso y un pacto y que quiere cumplirlo y que viene con “fuerzas renovadas”. No cabe duda que después de unas vacaciones de mes y medio se cogen muchas fuerzas; es decir, ¿que el cabildo paralelo o la deslealtad se han corregido en este tiempo?
El problema de esta situación no es que estos actores se crean que la sociedad herreña es boba, sino que actúan como si lo fuera. Sus mentiras solo sirven para justificar sus conciencias por el atropello que hacen a su dignidad y de paso a la isla.
La sociedad herreña se merece conocer la verdad. Vamos a intentar explicar la realidad de todo lo sucedido para que entendamos lo que ha pasado y por qué se justifica lo injustificable por D. David y D. Alpidio.
Cuando el presidente toma su decisión de cesar a su vicepresidente tenía los mismos motivos que sigue teniendo hoy para mantenerse en ella, pero rectifica por miedo y presiones. ¿Miedo a qué? Miedo a que D. David le haga una moción de censura y él no quiere pasar por lo mismo que hizo pasar a su hermano, ni mucho menos perder la presidencia. Cabrera aprovechó el miedo de Alpidio a una moción y la esperanza de los afiliados de la AHI para recuperar el Cabildo, a pesar de que él mismo no creía en la moción ni quería hacerla, pero jugó con todo el mundo y consiguió su fin: amedrentar a Alpidio con que la censura era posible. Cabrera y su entorno soltaron muchos rumores como que “estaría dispuesto a todo”, incluido dejar su acta para que corriera la lista y poder firmar una moción de censura (no pueden firmar dos mociones de censura en la misma legislatura los mismos partícipes, por eso debía correr la lista para hacerla posible), a lo que AHI le contestó que con él no se podía ir a ningún lado, que dimitiera si tenía dignidad. ¿Dimitió? Obvio que no.
Respecto a las presiones, esto hay que leerlo desde una óptica regional y nacional. El PSOE está atravesando su particular vía crucis con el caso “Koldo”, la amnistía, y ahora el caso “Torres”, por las presuntas irregularidades en la compra de material sanitario durante la pandemia que salpican al anterior Pacto de las Flores, así como a otros gobiernos autonómicos del PSOE. En esta tesitura, el PSOE no se puede permitir perder el único Cabildo que tiene en Canarias porque eso sería la debacle total para ellos. Por eso presionaron a Alpidio para que rectificara porque no pueden asumir otra crisis más.
Con todo ese panorama, llegamos a las siguientes conclusiones:
Que esos políticos con su comportamiento han llevado a la política herreña al descrédito total donde todo vale y, aunque sea de forma maquiavélica, el fin de agarrarse a una silla justifica todos los medios empleados.
Que tanto D. Alpidio Armas como D. David Cabrera son capaces, por sus egos y sus miedos, de seguir aguantándose cual matrimonio malavenido que sigue junto por inercia, no por proyecto o convicción. Sólo creen y hacen para ellos en proporciones similares. Es difícil escucharles y verles convencidos de lo que dicen, porque ¿qué crédito les queda ahora ante los herreños después de tantas mentiras?
El Cabildo de El Hierro siempre fue una institución digna y respetada que ha estado a la altura de los herreños, además de ser el principal motor de la economía insular. Nunca debió convertirse en el patio trasero de nadie, ni mucho menos el circo en el que lo han convertido estos señores. Y lo peor de todo es que están llevando la isla a un deterioro y retroceso nunca vistos; a una desmotivación generalizada difícil de revertir y a un desilusionante panorama social y económico.
La Agrupación Herreña Independiente no participará de este circo. Mantendremos los propósitos que nos hicieron nacer: defender El Hierro por encima de todo, con honestidad y con dignidad. Esa postura también la ejerceremos defendiendo a la ciudadanía de quienes llevan a nuestra isla por ineptitud o por egos personales a la desilusión y al ret
roceso social y
económico. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para evitarlo.